domingo, 9 de agosto de 2015

A  MARÍA



Estela de mañana  aún desnuda,

pequeña mía,  tú eres  hoy de vida.

Frondoso  y verde trigo  del presente.

Promesa desgranada hacia la harina.

Es en ti, corazón lleno  de brazos

donde habita la luz de  mediodía.

En  donde buscan  besos caminantes

breve albergue  y calor en las mejillas.

Radiante  tallo de esbeltez y sueño,

mecido por  aromas de alegría,

quiero ser  roce de alas que  acaricie

dorados  despertares de tu espiga.

Primavera de  música y ternura

derramas con fulgores de sonrisa.

No eres pequeña. No. Más bien muy  grande

como el amor que albergas, dulce niña.

No me hieran  la muerte ni la ausencia

de la paz que regalan tus pupilas.

Callada y amorosa  yo seré,

huella  suave de   pasos   a tu orilla.

 Ana Egea. Poema registrado.

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