CALA CAROLINA
Sucumbe
el horizonte, trizado puro,
en la magnitud herida de la tarde,
donde día y noche se fundirán
en total abrazo
y mañana
empuja, desde verdad
aún nueva.
Lo sin
vida permanente, se nos ciñe.
Cumbres
alzadas, en éxtasis compacto,
hasta los cielos.
Continuo
hacer y deshacerse inquieto
del agua, como pensamiento nunca
hecho
voz en la palabra.
Tiempo
dilatado
entre ecos de
luz.
Yo, a tu
lado.
Allá, donde te
alojas en silencio,
aguardando
a que descubras la espera,
tiernamente
mansa,
ciegamente cierta
de un te quiero
feraz entre mis labios.
Memoria de amor. Registrado.
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