viernes, 19 de junio de 2015

CALA    CAROLINA

Sucumbe el horizonte, trizado puro,
en  la magnitud herida de la tarde,
donde  día y noche  se fundirán
en  total  abrazo  y   mañana
empuja,  desde verdad   aún nueva.
Lo sin vida permanente, se nos ciñe.
Cumbres alzadas, en éxtasis compacto,
hasta  los cielos.
Continuo hacer y deshacerse inquieto
del   agua, como pensamiento nunca
hecho voz   en la palabra.
Tiempo dilatado
entre  ecos  de luz. 
Yo,  a  tu lado.
Allá,  donde te  alojas en silencio,
aguardando   a que descubras la espera,
tiernamente  mansa, 
ciegamente cierta
de  un te quiero  feraz entre mis labios.  
Memoria de amor. Registrado.

 




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