martes, 26 de enero de 2016



RAZONES PARA   ADENTRARSE  EN EL CAMINO DE LA MEDIACIÓN  ENTRE IGUALES
Las razones para comenzar a desarrollar la mediación escolar  pueden ser infinitas y variadas. En nuestro centro fue motivada, allá por 2.005, por  dos experiencias traumáticas relacionadas con acoso y marginación  y que finalizaron con el abandono, por parte de las víctimas, del sistema educativo sin llegar a finalizar la E.S.O.
Ambas experiencias nos resultaron dolorosas y sangrantes porque los alumnos  no ofrecían  problemas de disciplina y  presentaban capacidad sobrada  para  haber realizado  estudios superiores.
Cuando decidimos empezar a formar mediadores, nuestra fe en las posibilidades de la mediación sencillamente no existía. La decisión  tenía  el mismo componente de riesgo que implica poner en marcha otro tipo de proyectos. Nunca sabes si van a funcionar o no, el grado  de desarrollo que alcanzará la idea, la forma en que afectará a la vida del centro; porque éxito y fracaso caminan de la mano en cualquier proyecto, porque son  numerosas las variables a tener en cuenta, porque el factor humano siempre ofrece dosis de imprevisibilidad…
Realizamos un pequeño proyecto y comenzamos a autoformarnos sin ningún tipo de ayuda externa; apenas se escuchaba en los ámbitos educativos  la palabra mediación ; tampoco  pedimos ayuda  porque  no sabíamos  de la existencia  de formadores procedentes de otras CCAA.
La lectura de libros sobre mediación fue el primer paso. Con ellos descubrimos contenidos teóricos, pero poco aplicables a la  realidad que nos urgía: debíamos  formar un grupo de mediadores y no sabíamos cómo hacerlo. Y, cuando  habíamos decidido elaborar materiales propios para el curso, llegó a nuestras manos un libro maravilloso: “Manual para formación de mediadores de J. Carlos Torrego y colaboradores”.
Con él comenzamos nuestra andadura  en este camino, inigualable  de la mediación entre iguales con pasos sencillos, pero constantes que han ido  ampliando  el horizonte de la fe  en la  educación para la escucha y el diálogo.  Cada curso formamos a nuevos mediadores y mediadoras que abren los ojos para ver, de una manera diferente,  la violencia soterrada que los adultos no percibimos y abren  los oídos del corazón en escucha generosa. Alumnos y alumnas,  en situación de igualdad, arrojan en la vida del centro  ramilletes de soluciones consensuadas, regalan  flores de tiempo personal,  facilitan la construcción de puentes de entendimiento y comprensión … Y,  con manos desprovistas de autoridad, ayudan a mejorar la convivencia y allanan  el  caminar doloroso de los que sufren callados, la violencia. Por eso  creemos en la  mediación entre iguales; por eso animamos a ponerla en marcha.
Ana Egea

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