ACOSO ESCOLAR, UNA REALIDAD EN LAS AULAS.
Cuando escuchamos, a través de los medios de comunicación, noticias relacionadas con el acoso escolar pensamos y experimentamos el sentimiento positivo de que, en nuestro contexto educativo, el acoso no existe y lo ubicamos lejos de los lugares que conocemos y sólo en aquellos C.E.I.P.S o I.E.S. a los que hace referencia la noticia.
ES UN PROFUNDO ERROR CREER QUE SE TRATA DE ALGO LEJANO Y ESPORÁDICO
Y lo es porque las situaciones de acoso y hostigamiento están presentes, en mayor o menor grado, en todos los centros escolares.
¿En qué consiste el acoso ?
Existen diferentes tipos de acoso que oscilarían desde la marginación y aislamiento de los niños que lo sufren, por parte del resto del alumnado, a una situación de hostigamiento repetido (insultos,apodos no deseados, bromas pesadas, burlas, daño, robo u ocultación de materiales escolares, agresiones físicas...).
Normalmente, en las situaciones de acoso, hay un desequilibrio de número: un niño/a es acosado por parte de un grupo y esta situación no es esporádica sino que se repite de manera continuada a lo largo del tiempo.
¿Cuándo y dónde tienen lugar las situaciones de acoso?
Los lugares en los que se realiza suelen ser el patio, pasillos, los aseos; el tiempo, momentos en los que el profesorado está centrado en el trabajo con otros alumnos, en los minutos de cambio dentro del horario escolar, en horario de recreo o tiempos de entrada y salida de los centros escolares.
¿Por qué es difícil de detectar ?
El acoso es difícil de descubrir y poner de manifiesto porque sucede más allá de las miradas del profesorado y, en caso de que se descubra, tan sólo se ve una pequeñísima parte de lo que sucede. Es por eso por lo que se compara al acoso escolar con un iceberg del que sólo queda al descubierto , para el ojo humano, un 20% del tamaño real. El resto aparece sumergido.
Ampliar la mirada con la que analizamos los cambios en el rendimiento académico, mirar con ojos nuevos aislamiento y soledad, timidez o introversión, observar las sonrisas forzadas ante bromas o apodos, detectar el corazón-diana de las flechas de bromas pesadas, insultos o acusaciones y lanzar al mar tumultuoso de la convivencia mensajes y medidas relacionadas con el respeto y la empatía...
Y marcar rumbos nuevos porque hay alumnos/as que sufren con el oleaje del acoso y para los que los centros escolares convierten la supervivencia en un infierno.
Saludos.
Ana Egea
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