Diálogo
Cuando
vuelves súbito,
se me va la
mirada a tu encuentro.
Tembloroso el corazón,
embriagado
con aquel regocijo
de presencia,
de siempre que los ojos
trascienden
la distancia y
caminan,
irremediables,
adonde tú estás.
Despertar
poderoso sostenido,
desde ti.
Inquieto renacer de gravitantes
deseos
exclusivos.
Parábola ritual.
Oír tu voz me basta.
Sólo escucho y
tú me comunicas,
íntimamente, otra vez, contigo.
Ana Egea
Entornos de amor. Editorial Círculo Rojo.
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