sábado, 2 de mayo de 2015

A   MI  MADRE


Sin saber el destino  de los  pasos

entre niebla  y susurros marcharía,

guiada por tu mano,  respirando

aromas de confianza  y dulce dicha.


Perenne acompañante en el camino

me iría  de la pena a tu alegría,

de temblores de  miedos fugitivos

a los brazos de paz  con que cobijas.


Continua, como calor de regazo.

Allí donde el dolor hasta se olvida.

Sin saber el destino de los pasos...

Tu corazón latiendo como orilla.


No te  vayas jamás, que yo no quiero,

allá  donde la tierra está dormida.

Aunque brilles con luz en el recuerdo,

aunque abrace entre sueños tus caricias.


Eres  sol, lluvia suave, canto, vuelo,

estrella tierna, rosa sin espinas.

Sonrisa cálida de amor. Sustento.

Corazón de violetas escondidas.


En medio de la tierra, beso claro.

Dulzura necesaria  de los días.

Madre, yo iría siempre de tu mano

más allá de  la muerte hasta otra vida.


Ana Egea. Poema registrado. "Entornos de amor"









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