A
MARÍA
Estela de mañana aún desnuda,
pequeña mía, tú eres hoy de vida.
Frondoso y verde trigo del presente.
Promesa desgranada hacia la harina.
Es en ti, corazón lleno de
brazos
donde habita la luz de mediodía.
En donde buscan besos caminantes
breve albergue y calor en las
mejillas.
Radiante tallo de esbeltez y
sueño,
mecido por aromas de alegría,
quiero ser roce de alas que acaricie
dorados despertares de tu
espiga.
Primavera de música y ternura
derramas con fulgores de sonrisa.
No eres pequeña. No. Más bien muy
grande
como el amor que albergas, dulce niña.
No me hieran la muerte ni la
ausencia
de la paz que regalan tus pupilas.
Callada y amorosa yo seré,
huella suave de pasos
a tu orilla.
Ana Egea. Poema registrado.
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